lunes, 10 de marzo de 2014

Futuro

Cuando era pequeño, pensar en el futuro no era algo que estuviese entre mis prioridades. No entendía por qué todos los adultos me metían prisa para que tuviese mi vida planificada. Siempre que me preguntaban "¿Qué quieres ser de mayor?", yo respondía que no lo sabía pero que ya lo vería, que aún tenía tiempo para decidirme. La pregunta de "¿Qué crees que estarás haciendo dentro de 20 años?" aún me resultaba más incomprensible. Si apenas sabía lo que iba a hacer el día siguiente... ¿Cómo iba a saber lo que iba a hacer dentro de 20 años? Y siempre me sorprendía la cara que ponían los adultos cuando me hacían este tipo de preguntas. Una cara de decepción.Como si no se hubiesen esperado eso de mí. Como si un niño como yo ya tuviera que tener claro que rumbo iba a tomar en la vida.

Pero conforme iban pasando los años, el futuro iba tomando cada vez más relevancia. Y lo que empezó como un picor en la cabeza terminó convirtiéndose en una migraña insufrible. Miles de preguntas comenzaron a atormentarme: ¿Realmente estoy estudiando lo que me gusta? ¿Conseguiré un buen trabajo? ¿Seré bueno en lo que haga?... Y todo el desasosiego que sentí al no encontrar respuesta a ninguna de esas preguntas quedó condensado en un único pensamiento: "Ostia puta". De repente, sentí como cada uno de mis 18 años pesaba una tonelada y que quedaba aplastado contra el suelo. El futuro, que hasta entonces había visto como algo excitante, lleno de esperanzas y de posibilidades, ahora se convertía en algo aterrador, lleno de decisiones complicadas y meteduras de pata. Y ante ese terror, dedicaba horas pensando en lo que tenía que hacer para tener un futuro brillante.

Sin embargo, pronto me di cuenta de una cosa bastante lógica pero que a la mayoría de las personas nos cuesta comprender. No se puede intentar planificar todo. Porque lo que te gusta hoy, puede dejar de gustarte mañana. Porque lo que hoy te parece una buena idea, mañana puede resultar una idea pésima. Y porque meteduras de pata va a haber siempre. Pero lo que hay que hacer es aprender de ellas. Por esto, lo mejor que se puede hacer es vivir el presente. Porque hay gente que se pasa la vida pensando en cómo quiere vivir su vida. Pero a esta gente se le olvida lo más importante: vivirla.

1 comentario:

  1. Esta claro que el futuro es muy complicado. Como pueden esperar que un niño pequeño decida lo que hará en el futuro? Si hay gente que se deja la universidad en el primer o el segundo año porque ve que odia lo que antes le parecía la mejor idea del mundo mundial!
    Lo mejor es buscarse a uno mismo lo primero de todo, luego ya decidirás que hacer con tu vida, pero primero de todo, busca tu felicidad!

    ResponderEliminar