jueves, 24 de abril de 2014

Esternocleidomastoideo

(Las palabras sacadas de los comentarios están subrayadas. Si no te enteras de qué va esto, haz click aquí)

El esternocleidomastoideo, ester para los amigos, ha sido menospreciado durante siglos. Lo único que saben muchos de él es que es una palabra larga de cojones, y que si se intenta pronunciar muy rápido puedes morir atragantado. Pero muy pocos saben que es un músculo situado en el cuello que nos permite gozar de la felicidad de mover la cabeza con soltura. Hasta los marsupiales lo tienen. "Pero yo creo que es algo prescindible"oigo a muchos decir. ¿Crees que la vida sin esternocleidomastoideo sería fácil, bitch?

La vida sin ester sería una gran caca. No podríamos girar la cabeza con facilidad ante el paso de un tío/a macizorro/a y apreciarlo/a en toda su magnificencia. Y no podríamos soportar eso, pues el ser humano es vicioso por naturaleza. Tampoco podríamos masticar bien y disfrutar comiendo altramuces. Ni podríamos girar la cabeza con rapidez cuando alguien se tirara un pedo en nuestra cara. Pediríamos a las monjas del convento que rezaran a Dios día y noche, como si no hubiese un mañana, para que nos devolviera a nuestro preciado ester.

¿Acaso no os parecen suficientes razones para vanagloriar a este músculo que ha sido denostado desde los comienzos más remotos de la humanidad? ¿No os da vergüenza haberos olvidado de él durante tanto tiempo? Afortunadamente, la estadística nos dice que esto de perder a ester de la noche a la mañana es prácticamente imposible. Pero espero que con esta lección hayáis aprendido a valorar a vuestro querido ester y que hoy le tratéis con todo el cariño que nunca le habéis dado: que lo saquéis a pasear, que juguéis con él, que le deis mimos... Porque puede que sólo sea un músculo. Pero también tiene el derecho a ser feliz.

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