lunes, 24 de marzo de 2014

Exterior

"Lo importante es el interior". Estoy seguro de que el que pronunció esta frase por primera vez era feo de cojones. Porque sería una magnífica utopía una sociedad en la que sólo nos fijásemos en el interior de las personas. Pero no es más que eso. Una utopía. Hay gente que está convencidísima en su ingenuidad de que ellos no se fijan para nada en las apariencias, que sólo se fijan en el interior. Pero creedme, todo ser humano es superficial, aunque sea un poco.

Por ejemplo, simplemente al ir al médico. Si entráramos en la consulta y el doctor nos atendiese en chándal, no nos fiaríamos de nada de lo que nos dijera o incluso saldríamos corriendo asustados. Pero el hecho de verlo en bata blanca nos reconforta. Podría no ser un doctor, ser simplemente un señor que ha entrado en el hospital con bata blanca para liarla nada más, o incluso ser un asesino en serie que le gusta hacerse pasar por doctor y matar a todo aquel que entre en su consulta. Pero no nos planteamos eso. La bata blanca es como un bálsamo.

Lo mismo ocurre en la pareja. "Yo en una pareja busco que sea simpático, no me importa el físico". No me importa, mis huevos. No encontraréis a nadie que diga "Ais, pues mi novio es más feo que pegarle a un padre, pero es que es taaan simpático". De hecho, cuando un amigo nos intenta "vender" a uno de sus amigos que no conocemos, el interior también pasa a segunda fila. Primero nos dice si es guapa o guapo con toda calidad de detalles. Y luego ya es cuando añade (o no) que es simpático, o que es agradable, o que es divertido.

Los guapos tienen fácil el conseguir pareja. Simplemente por ser guapos  hay gente que se enamorará de ellos sin haberles hablado siquiera. Los feos tienen que recurrir a la estrategia de ser simpáticos, o ser graciosos y currárselo para llegar a enamorar a alguien. Así, el interior de las personas pasa a ser un añadido. Algo para compensar si no somos guapos y queremos que nos aguanten. Algo que deforma la visión de las personas y nos hace parecer más guapos de lo que en realidad somos ante sus ojos.

 Si no os he convencido aún, os propongo llevar a cabo un sencillo experimento. Pensad en algún desengaño amoroso que hayáis sufrido e imaginad que vosotros hubieses sido físicamente idénticos a como esa otra persona imaginaba a su pareja perfecta, pero que en cuanto a personalidad fueseis idénticos a como sois ahora, sin cambiar ni un ápice. Estoy convencido de que muchas cosas serían distintas. Y de que "Sólo te veo como a un amigo" a veces puede significar "Me gusta tu personalidad, pero te falta el físico".

Y así ocurre en todas las dimensiones de la vida. Una revista no escoge a una modelo porque sea simpática. No nos sentamos al lado de ese hombre del metro con pintas extrañas. Un abogado con un tatuaje no nos parece profesional. Las personas que no son superficiales son como ángeles. ¿Cándidas? No. No existen.

No hay comentarios:

Publicar un comentario