sábado, 12 de abril de 2014

Rarito

Tanto en la escuela como en el instituto, yo era uno de aquellos a los que llamaban rarito. Uno de aquellos a los que señalaban con el dedo y se reían de él. Aunque también es cierto que tampoco me puedo quejar mucho, porque tampoco tuve que soportar muchas burlas. Únicamente chascarillos ocasionales de los subnormales que estaban un curso por delante de mí. En serio, si la imbecilidad fuera persona, ellos la encarnarían perfectamente. Lo que sí que es cierto, es que solia estar bastante solo. Pero no siempre me llamaron rarito.

Yo antes era un niño que me dejaba arrastrar por los demás como un vulgar muñeco de trapo, sin libertad, sin opiniones propias. Hasta que llegó él y me abrió los ojos. Él sí que estaba realmente jodido, no como yo llegaría a estarlo. Estaba en el punto de mira de todos los abusones imaginables, y la burlas hacia él eran constantes. Yo hablaba con él bastantes veces, porque la verdad es que me caía muy bien, pero me avergüenza confesar que participaba de muchas de las burlas que caían sobre él.

Sin embargo, un día me planteé algo: si me caía bien, ¿por qué tenia que meterme con él como hacia el resto? Y entonces me sentí como si hubiese despertado de un largo letargo. Había vivido toda mi vida dormido. Fue aquel día cuando empecé a pensar por mí mismo y a alejarme del pensamiento de la mayoría. Y por eso comencé a hacer lo que realmente quería y no lo que para el resto era mejor. Y por eso comencé a vivir de verdad, a ser yo mismo. Y por eso, me empezaron a llamar rarito.

Pero analicemos detenidamente, ¿qué es lo que en mi clase se consideraba un tío "guay"? Aquel que se metía con los mas débiles. Aquel que no tenía respeto ni por nada ni por nadie. Aquel que suspendía todas las asignaturas y se vanagloriaba de ello. Lo que vendría a ser un capullo integral, vamos. Sin embargo, aquellos hijos de la grandísima puta tenían montada una auténtica secta, con miles de personas que querían ser como ellos.  ¿Cómo de mal tiene que estar una sociedad para que alguien desee ser un inútil total? Es algo que me desconcierta y aterroriza al mismo tiempo. Así que, no gracias. Prefiero que me sigan llamando rarito.

Porque para mí, "rarito" no es un insulto. Es un sello de calidad. Significa que esa persona se atrevió a desafiar a la masa, a ser él mismo, a crear sus propias normas, a importarle la mierda lo que los demás pensaran de él. "Rarito" para mí es sinónimo de valiente. Original. Atrevido. Creedme si os digo que las mejores personas que he conocido han sido aquellas a las que, en algún momento de su existencia, les han llamado raritos. Así que si alguna vez os llaman raritos, no os pongáis tristes. Sonreíd. Sois libres. Y no hay nada más maravilloso.

No hay comentarios:

Publicar un comentario